Las viviendas en buhardilla tienen un encanto especial, pero también presentan ciertos inconvenientes: Pueden gustarnos los techos inclinados, por ejemplo, pero que la funcionalidad espacial se vea condicionada por ellos. Si el tejado no está correctamente aislado sufriremos con el calor en verano y con el frío en invierno y la aparición de condensaciones será altamente probable. Esta reforma comenzó, por tanto, mirando al techo. Se vació completamente la vivienda, se incorporó aislamiento en toda su envolvente y se adaptó la distribución a las necesidades de la nueva propietaria; manteniendo el encanto, pero velando por el confort.